La visión de ese letrero le desgarró el corazón. Allí, justo afuera del Walmart, se encontraba un hombre sin hogar llamado Patrick, con los ojos llenos de d…
La visión de ese letrero le desgarró el corazón. Allí, justo afuera del Walmart, se encontraba un hombre sin hogar llamado Patrick, con los ojos llenos de desesperación. No sostenía un cartón pidiendo comida o monedas para él.
En cambio, sostenía un cartel que transmitía una sincera súplica de ayuda, no para él, sino para su más querido compañero. Fue un momento en el que un acto angelical nació de la bondad humana.
En el mundo que compartimos, muchas personas sin hogar tienen fieles compañeros animales, a pesar del debate y las críticas en curso en torno a esta práctica. El debate normalmente sólo adquiere relevancia cuando la mascota de una persona sin hogar se encuentra en peligro, lo que, afortunadamente, no es la norma.
Estas personas hacen sacrificios increíbles para garantizar que sus mascotas tengan una fuente constante de alimento, protección contra los elementos y un lugar al que puedan llamar hogar.
Wilma Frice, residente de Houston, Texas, sintió una profunda conmoción en su corazón al ver a un hombre sin hogar estacionado afuera de Walmart. Su cartel de cartón llevaba un mensaje simple pero desgarrador: “Perro en la perrera, necesito ayuda”. Era una señal que reflejaba el amor y la devoción del dueño de una mascota que había atravesado tiempos difíciles.
El vagabundo en cuestión, Patrick, no buscaba ayuda para sí mismo. No buscaba comida ni monedas de repuesto. En cambio, se acercaba a los corazones compasivos de los transeúntes, buscando ayuda para su querido compañero, Franklin.
Franklin había acabado en la libra esterlina debido a un obstáculo financiero. Patrick no podía permitirse los 120 dólares necesarios para asegurar la liberación de Franklin.
Hablando sobre su encuentro con Patrick, Wilma Frice compartió sus impresiones con People.com y dijo: “Me pareció un alma amable y gentil que simplemente había atravesado tiempos difíciles. Había desesperación en sus ojos, como la de un niño que había perdido a su amigo más querido”.
Después de recolectar los fondos que necesitaba de Wilma, Patrick expresó su gratitud en Facebook y compartió el siguiente sincero mensaje:
“No tengo hogar y este hombre maravilloso me conmovió mucho. Franklin es un perro extraordinario. Hice esto porque esperaba que alguien lo hiciera por mí. He dedicado mi vida a ayudar a los animales sin hogar. Debemos recordar que todos estamos a un paso de una situación como ésta. Nunca podrás entender realmente la vida o las circunstancias de alguien hasta que hayas caminado en sus zapatos. Sé lo duro que trabajo todos los días para garantizar que estos animales tengan todo lo que necesitan y que nunca más acaben en las calles mientras esperan sus hogares definitivos. He sido bendecida con el amor incondicional de todos los animales sin hogar en mi vida”.
Tómese un momento para compartir esta extraordinaria historia con sus amigos y familiares. Es un poderoso recordatorio de la extraordinaria bondad que se puede encontrar en los lugares más inesperados. Cuando este hombre necesitó ayuda, un ángel apareció.